Los virus no están considerados como seres vivos, no están formados por células. Son moléculas complejas que tienen un tamaño menor que el de las bacterias. Son de diferentes formas, y están constituidos por una cápsula de proteínas, que envuelve el material genético. La mayoría pueden cristalizar y permanecer inactivos hasta que entran en contacto con una célula viva a la que infectan y obligan a trabajar para la réplica del propio virus.
Algunos virus producen enfermedades como: la viruela, la poliomielitis, el sarampión, la gripe, el S.I.D.A., la rabia, la rubéola o les paperas.
Nuestro cuerpo se defiende de los virus formando anticuerpos que atacan a los virus. Como la formación de anticuerpos es lenta, se utilizan las vacunas: virus debilitados de la enfermedad que se quiere prevenir, capaces de inducir al cuerpo para fabricar anticuerpos contra esta enfermedad antes de que aparezca. Estos anticuerpos queden a la sangre de forma temporal o permanente y, así, el cuerpo está preparado para una nueva invasión del virus, queda inmunizado para la enfermedad concreta.
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